jueves, 10 de diciembre de 2015

Tercermundista, imbécil y feliz

Empiezo este blog por una necesidad de hacer catarsis, para botar toda la mierda que a diario veo y necesito (por un tema de higiene mental) descargar en algún lugar; y a su vez con la esperanza de que se comparta y pueda cambiar en algo las situaciones cotidianas que, en él se irán describiendo, o por el contrario alguien que me demuestre que estoy equivocado y que lo que escribo no es cierto.

Pero antes de empezar, algunas aclaraciones, si alguien se ofende o se resiente con mi teoría de que el peruano promedio es imbécil, lo lamento, como lo acabo de mencionar, si algo de lo que escriba en este blog no resultase ser cierto, estaré feliz de que me demuestren que estoy equivocado.

No pretendo generalizar, pero la realidad me dice que si bien no son todos los que actúan así, la mayoría lo hace, esto ocasiona que la sensación que se tenga sea generalizada, soy consciente y sé que existimos algunos bichos raros que no sólo no lo hacemos, si no que nos resistimos a asumir que es normal que alguien lo haga.

Pero, ¿a qué me refiero? Pues a esa actitud desquiciada, enfermiza, autodestructiva que nos hunde cada día más en el subdesarrollo y que nos convierte en un país ya no tercermundista, no, nosotros ya vamos por el 5 o sexto lugar. Ojo que esto no tiene que ver con los indicadores macroeconómicos y una serie de tecnicismos que no entiendo y obviamente no me detendré a analizar.

Esto tiene que ver con hechos cotidianos, con actos tan simples como arrojar basura en la vía pública, pasarse la luz roja (tanto vehículos como peatones), “zamparse” en las colas, tocar el claxon de forma compulsiva y una larga lista de acciones que cualquier persona con tres dedos de frente se daría cuenta de lo dañinas que resultan para todos como sociedad y por lo tanto nos hunden en el retraso en el que efectivamente estamos.

Pero mi teoría sobre la imbecilidad del peruano se debe a que quienes actúan así lo hacen por dos motivos principalmente, el primero se debe a que no se dan cuenta de lo que están haciendo, precisamente su condición inferior intelectualmente hablando, no les permite darse cuenta de lo que está haciendo. Pero hay un segundo grupo, que a mi parecer, son los que ostentan esta imbecilidad en un grado superlativo, son aquellos que a sabiendas de lo que están haciendo y de lo nocivo de sus acciones, les importa un soberano carajo, simplemente no les hace ni cosquillas el hecho de saber que se están cagando en los demás y en algunos casos hasta lo disfrutan.

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